Muchas veces cuando me he sentido perdido me he parado a pensar y he dicho... joder... no encuentro mi sitio... conozco a mucha gente, tengo un trato muy bueno con grupos de lo más variopinto y sin embargo no sé cuál es mi lugar.
Llegas a pensar que ser tan polifacético puede resultar una putada, que no encuentras con quien identificarte y que no sabes cual es tu destino. Que tienes tantos caminos por delante tan válidos unos como otros que parece que no sabes por cual debes tirar.
Pero un día despiertas y te dices a ti mismo que eso no es malo para nada. Sabes que siempre tendrás algún camino por recorrer y que nunca te quedarás parado. Y lo que es más: todos esos caminos que has conocido, todas esas facetas que has desarrollado y todos esos momentos que has vivido al ser tan diferentes y surtidas son las que te hacen ser quien eres, las que te hacen ser tú y las que te hacen ser único.
Pero elegir el rumbo a tomar en cada momento no debe hacerse con miedo. Sino con calma, voluntad, y alegría. Nunca sabes cuando acabará el camino. Siempre habrá bifurcaciones, pero tienes que estar seguro de ti mismo y saber que lo divertido no es llegar, sino caminar y tener las suerte de aprender y disfrutar cada día de algo nuevo.
